Mi Rosa... Mi Jardín.

En las mañanas, un pequeño rocío, te refresca 

te despiertas con el roce

tierno amante, de cabellos fuegos

sábanas blancas, cargadas de cumplidos

salvaje postre, servido entre sonrisas carmesí 

suave al rose, dulce cercanía... aroma peculiar

sin ti; contigo... cada noche una serenata de estrellas.

Cada vez que cierro la mirada, tú esencia me reafirma. 

La distancia me llama, me pide que la acorte

la cercanía reclama su lugar... le obedezco...

tu jardín, se baña en pétalos, lo vientos se ponen de acuerdo.

  

El cielo es de dioses, está tierra es de ti, de mi...

y sin infierno... no existe pecado y sin pecados somos puros.

Tú eres quien firma cada caricia; con un beso

pues se precipitan de tus labios,

tus jardines, se salpican de ellos... desde siempre. 

Cuando llegaste, por primera vez... 

esa noche helada, donde el suspiro cobijó tu cuello

donde el partir tuyo, dio paso al comienzo... al día siguiente

esa noche no bese tus labios, ni tu piel...

pero supe que eras tú la rosa... y el jardín. 

Bendita sea la luna que te cuida... 

menguante, nueva o llena...

el silencio, me recuerda el camino

donde esperé por ti...

el deseo... no busca, la pasión encuentra.

Dentro de la mirada, la confusión se disipa

cuando sé que tú eres... la rosa que nunca te pedí...

y el jardín donde pienso vivir... pues tú aroma; reconoce mis noches.