Sentado, en la entrada de mi hogar, veo como el sol despierta...
saludando a el alba, me desprendo de las sombras
me recuesto en el regazo, le roba el cielo las estrellas que se marchan
se acercan nubarrones... al parecer vienen cargadas de penas
se destilan dolor, soltando lagrimas de suspiros evaporados
arrebatadamente el viendo, se lleva todo consigo
nos deja un desierto, sin remitente para está tristeza
en la sala, bebiendo café, formateo mi dignidad; el reset es la única salida
no comprendo las letras pequeñas, prefiero pasarlas por alto
y sin razón, vuelvo a caer en las mismas trampas
el espiral me alcanza, me absorbe, no sé siquiera hacia donde voltear
las hélices anuncian la partida, el canto de las aves, se vuelve hermético
suenan como motor, rugen con una ira desorbitante
y esa lección no la tome, en el salón...
hacen ecos las risas, enmudecen; pero aun así...
logro escucharlas, hacen que la poca lucidez me haga golpear contra la pared
el candado no permite que escape, la luz ensordece mi conciencia
froto mis ojos; y al regresar, la Mitocondria me recuerda el sentido maternal del mundo
aquel que nos acogió, y nos dio las hipótesis... Para afrontar el camino
Madre dame esperanzas, amamantando se encuentra el destino a mis pasos
para que no pierdan la fuerza, me dirijo a ti con prudencia y te pido la linea
la estrofa sin elocuencia que dicta el origen del punto contractual, que le da contexto
me pervierte, la globalización, pensamientos fundamentales se nos instalan
desde el primer día de clases...
premiamos a el programador... con una manzana, cada Día.
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